Pintor y grabador, Guillaume Lavigne vive y trabaja en París. Retratos de ropa, texto de Grégoire De Gaulle Guillaume Lavigne pinta ropa como otros pintan retratos. Retratos de ropa por así decirlo. En algunos casos, su antiguo dueño busca rastros, recuerdos, desgaste que pudo haber dejado allí. Pero en su enfoque, nada sistemático. La ropa que protege, viste o en ocasiones adorna el cuerpo se nos entrega sin artificios, desprovistos de su función. Las pinturas de estas prendas se convierten en las prendas de su pintura. El tejido de la prenda se funde con el tejido del soporte, transformando la chaqueta abandonada en una imagen que llama la atención y cuestiona nuestro inconsciente. Desde su chaqueta que todavía parece mojada por el rocío bretón hasta las chaquetas uniformes llenas de historias, Guillaume Lavigne ofrece una pintura íntima y evocadora, a la vez modesta y elocuente. Una pintura como medio de habitar poéticamente el mundo.