Almazan Miquel
Biografía
Sus pinturas, en las que pasado y presente se entrelazan, son una reflexión sobre el paso del tiempo. Nos encontramos con lecheras, lámparas de aceite, vehículos de desguace, ruedas de afilar, botellas vacías, latas de galletas y otros artículos que alguna vez tuvieron una vida útil y ahora yacen olvidados en un patio trasero o en una habitación desordenada. El pintor, con su sensibilidad, aboga por la dignidad de estas herramientas que, después de facilitarnos la existencia, yacen abandonadas en un rincón. Estos objetos tienen la virtud de hablarnos tanto de tiempos lejanos - cuando había que ir a buscar leche a las lecherías, la luz no era eléctrica y el afilador de cuchillos se anunciaba en las calles con un silbido - como de sueños y emociones pasadas. - Cuando de niños guardábamos pequeños tesoros en cajas de hojalata y íbamos en bicicleta al pueblo de verano.
El artista se siente cómodo pintando casas de pueblo donde la naturaleza está muy presente, en la distancia, en forma de paisajes y en maceteros que adornan las fachadas. Los tejados desempeñan un papel destacado, ya que expresan el deseo de la humanidad de liberarse de las limitaciones materiales y ascender a un universo de espiritualidad, al igual que el humo que se escapa hacia el cielo a través de las chimeneas.
La actividad portuaria es otro tema de interés para el pintor, y en la exposición encontramos lienzos que fueron expuestos hace poco más de un año en el Museo Marítimo de Barcelona, en una exposición inaugurada por el presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona, Sixte Cambra. . El puerto cautiva porque es un espacio de intercambio, un punto de partida para la aventura y el destino del viaje emprendido.
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