Olivier Louzé

Olivier Louzé comenzó su vida en Vanuatu, que abandonó a los 15 o 16 años para ir a Francia. “Allí comencé a pintar jefes melanesios", dice.

Para recordar, pero también para preparar su regreso. “A los 18 años regresé a Vanuatu donde expuse mis pinturas de jefes melanesios". Durante varios años seguidos, las exposiciones le permitieron financiar sus viajes porque todavía residía en Francia.

Finalmente se dirigió hacia el Pacífico. Fue a Nueva Caledonia, antes de unirse a la Polinesia. “Simplemente tenía que ir allí, me quedé allí". Pasó mucho tiempo realizando el servicio militar adaptado antes de ganarse la vida con su arte.

De un cuadro a otro varían los soportes (mortero, kere, tapa, etc.), las técnicas (cuchillo, pincel, etc.) y el material (óleo, acrílico, etc.). Esto le permite no quedarse atrapado en una rutina. "Cuando innovamos, cuando creamos, hay placer. Necesito sorprenderme".
Pero siempre se centra en los rostros en general y en la apariencia en particular. “Eso es lo que me gusta, es la expresión de la mirada, son los gestos, las actitudes".