Jil Joannin

Jil, cercana a la naturaleza, es sensible a los movimientos que la animan, en particular los del viento que generan las olas y la espuma de los océanos, que esculpen y dan forma a los relieves de las montañas. Así, es sensible a los materiales que no duda en utilizar en sus obras, como la arcilla o la arena; asociados con la pintura, están ahí para sugerir vida a través de elementos aparentemente inertes. Sigue una extraordinaria dinámica que sublima los componentes de un mundo despojado de toda presencia humana, devuelto a sus valores primarios.

Obras poderosas que demuestran, si es necesario, la fuerza de las cosas, su movimiento así como la perdurabilidad que las caracteriza. Obras, todas ellas entre la figuración y la abstracción, que resultan ser tanto fuentes de emociones estéticas como líneas de cuestionamiento y reflexión...

- Yvan Brohard, comisario de la exposición