Laina HADENGUE nace en 1962 en VALENCE Artista autodidacta. "A esta serie de pinturas la llamo" Mis retratos insólitos ". Retratos insólitos porque nos sumergen en un escenario intangible e inmaterial entre el surrealismo y el hiperrealismo donde el espacio y el tiempo son indefinidos. Como un reloj de arena, el tiempo pasa, pasa en vano y da Surgen conflictos con lo íntimo a través de sucesos como enfermedad, muerte, pérdida del otro, guerras de territorio o religiones, cuestiones planetarias, cambio climático… Temas abordados: El tiempo virtual, el tiempo real y el tiempo del cosmos. La atemporalidad de el sentimiento del alma, ya sea oscura, alegre o contemplativa. El momento presente y lo que hacemos con él. Cuestionar nuestras elecciones que involucran nuestras vidas. La adicción a la hipercomunicación por todos los nuevos medios que lleva a todos al aislamiento en su pantalla. Profundidad de campo, perspectivas hiperrealistas y líneas de fuga evocan en algunos lienzos la noción de vuelo hacia adelante, de medida, de movimiento de r repetición y profundidad - tablero de ajedrez en "Tierra Prometida" o el de "L'air du temps". Finitud e ilusión óptica. Evocación del paso del tiempo. Estar ahí, existiendo en un tiempo asignado, como suspendido en un espacio-tiempo dado y sobrenadante en el curso del agua "Después de mí el diluvio". El hombre se inscribe en el tiempo, la memoria y el olvido. Resaltación de determinadas fases sucesivas de la vida a través de la interioridad, sorda casi muda del hombre, la mujer o el niño. Representación de la libertad de expresión y en qué se convierte con el tiempo: la dejo al descubierto para defenderla casi sin artificios. "El primero de nosotros en reír". Pregunta sobre la evolución de las culturas, sus diferencias, sus oposiciones y sus regresiones para algunas, a lo largo del tiempo. La cuestión del velo en Europa. Pasado, presente y futuro, símbolos combinados en un solo lienzo: los megalitos, la pantalla de plasma y el cohete en “El espacio-tiempo de un cerdo”. Una obra simbólica sustentada en la serie de “Retratos insólitos” que cuestiona la existencia y su impermanencia, su fragilidad. El inconsciente llega a la conciencia de quien mira el lienzo. Sacudir, cuestionar, la mente y el mundo privado del espectador, en una forma de universalidad que pueda despertar la curiosidad de todos frente a la cuestión del sentido de la vida y la muerte. La frágil y efímera existencia del hombre en la tierra indagando constantemente sobre su finitud.
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