Paolo Massimo Abrans

Paolo Massimo Abrans Livorno (Italia) 1952 nació en una familia de pintores. A los doce años debutó como pintor con su tío en una exposición extemporánea.
En 1983 expone en la "Rotonda" y en 1984 presenta una exposición personal compuesta por 30 cuadros en Livorno. En 1987 presenta 25 cuadros en el pequeño restaurante de su madre en Bolonia junto con su libro de cuentos titulado "Osteria La Botteghina". En los años siguientes se identifica por sus enormes cielos en los que expresa su propia espiritualidad.
Los cielos son grandes en comparación con el horizonte, ocupando a veces tres cuartas partes del lienzo, significando el lugar donde reside Dios.
La sensación de que el público no percibe el contenido espiritual de sus pinturas empuja a Abrams a una profunda crisis y durante dos años no pinta. Escribe una novela que describe el drama de un hombre de fe, que vive en un mundo materialista, titulada "1914", año en el que el autor siente que el arte pierde su significado. La novela es bien recibida por el público y la crítica. Finalmente, comienza de nuevo a pintar y exponer en Carrara, Lucca y Livorno.
En 1993 completa otra novela, "La coartada y el artista", que describe en el ambiente de la pintura la humillación y la soledad de un artista que rechaza compromisos.
En 1994 vuelve a exponer en Livorno acompañando sus cuadros con una colección de 20 poemas escritos entre 1974-94 titulado "Que se pierdan".
Una mañana, una joven con un elegante sombrero pasa por su estudio y él la invita a modelar para él. Durante un año seguirá pintando únicamente mujeres con sombrero.
Una tarde entra en su estudio una joven de extraordinaria belleza y él comienza a retratarla. Cuando termina, se sorprende al ver, en lugar de su propia imagen, un paisaje donde la luna se refleja en el mar. Para esta ocasión, Abrams escribe el poema (No fue Eva en el paraíso ni la Virgen, fue la luna una víspera) y durante seis meses continúa pintando la luna.
Durante otra crisis con la pintura esculpe con arcilla. En 1998 comienza a pintar sólo con la espátula y de 1994 a 1998 pinta y expone en las calles, reforzando su fama como talento natural pero aumentando su sensación de soledad entre los miles que pasan junto a él. Abrams sigue siendo hasta el día de hoy un hombre en equilibrio entre inactividad y movimiento.