Joe Andoe

Joe Andoe vuelve a montar
Por Deborah Solomon

Han pasado casi 40 años desde que Joe Andoe se dirigió al este, llegando a Nueva York desde su natal Tulsa, Oklahoma. Pronto llamó la atención por sus pinturas esbeltas y poéticas de caballos y caminos sinuosos. Para empezar, es un precursor importante del realismo basado en la fotografía que se ha convertido en el estilo predeterminado entre los artistas más jóvenes de hoy. Además, su obra puede leerse como una forma de crítica social, con sus visiones de una América robusta al borde de la desaparición. Andoe suele trabajar en monocromo, especialmente en negro marfil o negro Marte, y muchas de sus pinturas tienen la tonalidad sombría de las fotografías antiguas. Cuando pinta un cuadro de un caballo, o, por el contrario, de cuadrúpedos como lobos, perros y búfalos, no está trabajando a partir de la vida real. En cambio, prefiere las fotografías, que en estos días encuentra en línea, imprime y transfiere a mano alzada al lienzo. Su uso de fotografías encontradas le permite operar a una distancia evidente de sus sujetos y deja su trabajo libre de una sugerencia de culto a la naturaleza u otras formas de trascendencia.

Su técnica de pintura es casi cómicamente informal. Utilizando sus manos o toallas de papel, comienza con un lienzo cubierto de pigmento y limpia la pintura de su superficie, sacando imágenes de la oscuridad. Algunas de sus escenas pueden recordar los cielos nocturnos de Vija Celmins, excepto que son mucho más grasosas. Probablemente sea relevante que, para Andoe, el término “óleo" no sólo describa su sustancia pictórica preferida, sino también el codiciado premio de incontables plegarias en su estado natal. Andoe, que ahora tiene 63 años, creció en Tulsa y recibió un máster en Bellas Artes por la Universidad de Oklahoma. En 1982, el año después de graduarse, se mudó a Nueva York, que sigue siendo su hogar. Forma parte de la generación que alcanzó la mayoría de edad después del predominio del minimalismo, que, como todos saben, fetichizó las formas geométricas y las superficies elegantes y prácticamente prohibió el medio sensual del óleo sobre lienzo. Andoe, oficialmente, es un posminimalista cuya obra a veces puede parecerse a la de los pintores de la Nueva Imagen (como Susan Rothenberg y Robert Moskowitz) que surgieron en los años 70 y devolvieron la figuración a la pintura.

Dicho de otro modo, se podría decir que Andoe ha fusionado la pintura figurativa posmoderna con visiones arraigadas en el Viejo Oeste. Sus obras pueden evocar los días en que los vaqueros y sus fieles caballos aparecían en la pantalla gigante de los autocines y el mundo todavía era en blanco y negro. Andoe no es un artista irónico y no satiriza los viejos tiempos. Al contrario, no puede dejar de pensar en ellos. Los fuertes rostros masculinos de lobos y caballos que lo miran directamente mientras él los convence de que cobren vida en el lienzo están aquí y no están aquí. Ahí es donde reside la intensidad de su obra, en su búsqueda de una ausencia.