“¿El texto o la imagen? ¡El texto Y la imagen! Siempre me ha atraído la letra, la palabra, el texto como elementos pictóricos por derecho propio. La tipografía o caligrafía constituyen patrones, formas, líneas y volúmenes perceptibles tanto como imágenes como mensajes. El gesto de la mano que dibuja la letra, las curvas y volutas de la frase que se enrolla y se despliega bajo la pluma, el lápiz, el pincel o el aerosol son, en sí mismos, fascinantes. Antes de convertirse en un medio de creación artística, la plantilla era una herramienta de señalización, utilizada principalmente para duplicar palabras, números y logotipos. Este carácter puramente utilitario de la plantilla es particularmente interesante y, detrás de esta sencilla función de etiquetado, emerge una cierta estética industrial. Se desarrollará copiosamente en el imaginario punk alternativo de finales de los 70, elemento central de portadas de discos, carteles, folletos y otros fanzines de la época. Esta moda del bricolaje (Do It Yourself) ha perdurado y sigue siendo perceptible en la creación actual. Desde mis primeros dibujos y collages de los años 70, luego mis primeras plantillas de los años 80, hasta mi trabajo actual, la palabra está a menudo presente. Hago malabarismos entre contenidos poéticos, títulos o referencias musicales, citas y eslóganes, tipografías y caligrafías declinadas según deseo... Ya sea que la palabra esté en el centro de la obra o una presencia discreta en el margen, me gusta sentirla vibrar y resonar. con la imagen o en la abstracción de un fondo, me gusta verlo impregnar la pintura. La letra también permite la porosidad entre la pintura y la realidad del contexto urbano. La palabra cuestiona en cada obra esa presencia textual que nos desborda: publicidad, rótulos, carteles, prensa, luces de neón, señalización urbana, marcas, etc. Pero, sobre todo, ¡nunca tomes nada literalmente y nunca te aplastes bajo el peso de las palabras!
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