Francis Livingston

Con su amor por la nostalgia, Francis Livingston pinta lugares que quizá ya no existen o que han perdido su brillo. Sus cuadros, audaces e impresionistas, transportan al espectador a la época en que los parques de atracciones con montañas rusas de madera, los cines con carteles de neón y los edificios con adornos estaban en su apogeo.

Livingston es conocido por sus gruesas pinceladas que enfatizan la forma más que la línea, creando un enfoque abstracto del realismo. Sus escenas de antaño tienen un emocionante movimiento, color, textura y equilibrio. Los paisajes urbanos de este artista recuerdan a la Escuela de la Lata de Fresno de principios del siglo XX. Busca retratar un espíritu único y darnos una sensación del pulso de la vida que existió en su día.

Influido por Sargent y Whistler, al principio pintaba principalmente en un estilo monocromático. Luego empezó a estudiar la obra del movimiento figurativo de la zona de la bahía, como Richard Diebenkorn, Wayne Thiebaud y otros. Esto le llevó a experimentar con el color y a aficionarse a los impresionistas californianos y franceses.

Tras enseñar arte en la Academia de Arte de San Francisco y después de muchos años trabajando como ilustrador, Livingston ha desarrollado un estilo único que le ha llevado a una exitosa carrera en el mundo de las artes plásticas. Sus pinturas nostálgicas invitan a quienes ven su arte a imaginarse en otro lugar en el tiempo, cuando la vida era más sencilla y se movía a un ritmo más lento.