Las obras de Lantomo y coexisten Xurxo en un diálogo estético donde el minimalismo visual y la pureza son la clave para la composición. Si el desarrollo de contenidos se limita a la exploración de flores, por un lado, y los retratos, por otro lado, podría remitirnos a las realidades antagónicas, donde lo humano y lo banal se oponen; la verdad es que los dos diseñadores comparten máximas artísticas esenciales que respondan a sus obras de una manera genuina y casi natural. A partir de una cuidadosa selección de componentes, con la recreación de la realidad carente de artificio del momento, y la pregunta Xurxo Lantomo la capacidad de evocar sentimientos y pensamientos profundos que trascienden sencilla (aparente) del objeto. De esta manera, las partes comparten una historia espiritual e inspirador canalizado a través de la serena mirada de los retratos y estructura de las flores ordenada. La propuesta de Gómez Chao se basa en un elemento que siempre ha sido reconocida como una representación de la belleza y en muchas culturas a lo largo de la historia ha sido considerado como un símbolo de la belleza y la transitoriedad. Las flores, de hecho, es algo momentáneo y leve, un regalo al azar de la naturaleza que nos devuelve a la paradoja de la temporalidad y la contingencia. Este artista utiliza estas referencias para crear escenarios abstractos y etéreas que invitan a la reflexión sobre la fragilidad del ser interior y el equilibrio. Pero Lantomo transmite su trabajo con influencias innegables de su estancia en China, una experiencia vital que se transforma en retratos delicados y sutiles, en los que el motivo central despeja a reducirse a cualquier expresión sin sacrificar el impacto. el mensaje en absoluto. Como explica el autor, la inspiración para sus piezas comienza en chino y composiciones tradicionales japoneses, sigue siendo de decoración vegetal y adornos artificiales para que la intensa mirada y el mensaje completo y explícito de color. Precisamente en este ejercicio de limpieza y purificación, ambos autores se complementan. Xurxo parece recoger las flores cayeron en las composiciones tradicionales de Asia para proporcionarles la otra versión de colores, a veces exuberante, el minimalismo pictórico, la fotografía transformada. Por su parte, Lantomo se refugia en gris y negro, y no admite que el rojo, para articular un discurso caras determinados y orgulloso, en el que uno puede vislumbrar la fragilidad humana alrededor de la melancolía y la fortaleza construida.
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