Concebida como una retrospectiva, esta exposición recorre casi cuarenta años de creación. Destaca la temática del caballo, del que el artista se ha especializado desde sus inicios. A veces clásico en la representación de perros, a veces moderno, tratando el tema de las razas siguiendo los ejemplos de Degas y Lautrec, La Boulaye es reconocido como un virtuoso del arte animal.
La carrera de Antoine de La Boulaye (1951) comenzó con su formación en la Ecole Supérieure d'Arts Graphiques Penninghen de París. Llegó a ser director artístico de agencias de publicidad y editoriales hasta 1980, dedicándose entonces exclusivamente a la pintura. Rápidamente se estableció como un talentoso pintor de caballos y expuso regularmente en la galería La Cymaise de París. Instituciones de prestigio le abren sus puertas, desde las Grandes Écuries de Chantilly hasta los museos de Nantes y Béziers, pasando por el Instituto Francés de Sevilla. Grandes galerías francesas le dedicaron exposiciones, en particular la galería Baudoin Lebon en la FIAC (Feria Internacional de Arte Contemporáneo) en 1993. La fama de Antoine de La Boulaye traspasa fronteras y es objeto de exposiciones personales en Suiza, Bélgica, Estados Unidos y el Reino Unido.
Su reconocimiento oficial llegó en 1984, cuando el presidente francés le encargó dos cuadros. El pintor permaneció varios días en el Castillo de Windsor en contacto con el príncipe Felipe, a quien pasó largas temporadas dibujando en sus famosos carruajes. Las dos pinturas serán presentadas a la reina Isabel II durante la visita del presidente al Reino Unido y todavía se conservan en las colecciones reales dentro de los apartamentos privados.
Pintor polifacético, el estilo de Antoine de La Boulaye está en constante evolución, en su búsqueda de traducir atmósferas únicas, desde el mundo del caballo hasta el de España y Oriente, que le fascinan desde muy joven. Tras representar escenas de caza, carreras y carruajes, todas ellas ancladas en la tradición clásica, viró hacia diferentes lenguajes pictóricos, explorando durante un tiempo la abstracción y los collages contemporáneos, donde su sensibilidad por el color y el dibujo demuestra aún su obsesión por los caballos. También abarca otras técnicas como la escultura.
Su investigación le ha llevado recientemente a crear imágenes escenificadas vívidas y coloridas que representan a ciclistas reales o imaginarios. Estos resultados se obtienen siguiendo un proceso meticuloso que consiste en pintar primero su tema de manera muy lograda antes de deconstruirlo, borrarlo y luego superponerlo con otras imágenes. El resultado es una mayor sensación de realidad en el movimiento, incluso en la emoción, en la representación de las corridas de toros.
Las obras de Antoine de La Boulaye están presentes en prestigiosas colecciones públicas y privadas, entre ellas:
Banco Société Générale,
SAR Carlos III,
Fondo Regional de Arte Contemporáneo Pays de la Loire,
Fondo Nacional de Arte Contemporáneo,
Embajada de Francia en México,
Embajada de Francia en Madrid,
Biblioteca Nacional, Cabinet des Estampes, París, Musée de la
Rock en Yon,
La Casa de la Moneda de París,
Ciudad de Niort.
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