Lucas Mancione dibuja. Retratos de animales quiméricos en carboncillo, tiza negra, suaves y nerviosos, el gesto es libre. Lucas Mancione dibuja. Mediante líneas pequeñas, estrechas, finas y precisas como los dibujos infantiles aplicados y transferidos. El material elegido, la capa acentúa precisamente esta ambigüedad del aplazamiento. Pero al mirarlo de cerca, percibimos toda la picardía que despliega para perdernos en conjeturas. Si los contornos son nítidos y claros, las composiciones revuelven aún más los códigos, mezclan los entornos y el marco espacio-temporal. Ahí radica el gran juego de Lucas, la composición, la descomposición. Es músico, y esta práctica se refleja en su obra plástica. Las botellas de Orangina se posan sobre las ramas de un árbol. Los paisajes lunares que representa son tanto de la literatura borgesiana como de las carátulas de vinilos de los años 70, Moondog, Pink Floyd o incluso Sun Ra ... Ciertamente un vestigio de sus años de compañerismo con Roland Flexner y la libertad americana de los años. 90. Lucas Mancione superpone estas capas para acentuar la improbabilidad de los encuentros, fruto de las transparencias de las hojas colocadas unas sobre otras. El dibujo de Lucas Mancione es como su música, vibrante, múltiple, animal.
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