Jean-Louis Pipet nos proyecta hacia el corazón de una figuración caótica y rítmica. Su amplio, luminoso y telas brillantes el crujido del teatro de humor de la existencia. La acción humana, íntimamente ligada al animal, viene en colores fábulas agridulce, tiernos y ácidos.
En el corazón de un mundo limpio y cerrado cantado líneas arquitectónicas dominantes que se desarrollan composiciones intensas armonías que invitan al vértigo de los sentidos saturados.
Oscilando entre el ascetismo y el humor negro, el trabajo requiere un silencio ensordecedor que devuelve al espectador a preguntas íntimas.
Leer más