Biografía
La pintora autodidacta Béatrix Vincent, alias B.AX, pone a las mujeres en el centro de atención, con el deseo de rendirles homenaje y promover la igualdad social. En sus pinturas percibimos la influencia del arte urbano: Banksy, Miss Tic, Shepard Fairey,… en particular "stencil art" y "escritura" aunque ella diga que no siente la legitimidad para pretender pertenecer a la corriente de "street arte "ya que no pinta en las paredes.
Le gustan las técnicas mixtas: acrílico con toques de pintura 3D, Posca, latas de aerosol, inclusiones de periódicos de todo el mundo, esténciles, salpicaduras de tinta y, a veces, incluso esmaltes de uñas. Las mujeres son atractivas, expresivas, fuertes y frágiles al mismo tiempo y siempre portadoras de emoción.
Cuando era adolescente, asistió al estudio de un artista (Cathy Clauzel) durante varios años. Así se introdujo en la técnica del pastel, bocetos de tiza, grafito, tiza roja ... a veces a partir de modelos vivos. Su práctica de la pintura se detiene después del bachillerato (los estudios, su profesión luego su vida familiar prima sobre sus actividades artísticas).
Fue necesaria una ruptura, un mensaje fuerte, en este caso la enfermedad, para que ella percibiera el carácter esencial de la creación artística en su vida y reconectara con esta pasión, esta parte de sí misma que había amordazado, que había enterrado en a pesar de sí misma por falsas buenas razones como persona que tiene prisa. De este calvario extrae una cierta urgencia por vivir. Por un lado, se siente plenamente en "el aquí y ahora" cuando pinta y esto le brinda placer y serenidad, por otro lado es una forma de expresar lo que había sucedido. Tal vez impreso en su cuerpo, por necesidad. de ser exteriorizado.
Su arte, comprometido, está unido ya que le permite apoyar a dos asociaciones en la lucha contra el cáncer (spark-LR y la liga contra el cáncer) por las que siente una inmensa gratitud.
En sus pinturas, le gusta especialmente jugar con lleno y vacío, claro y oscuro, mate y brillante. Así, es el cerebro el que completa lo que, por la deseada confusión de sombras y fondo, no se ofrece al ojo. De esta manera, también desea hacer de quienes la conocen una co-creadora, libre de sus elecciones, de su imaginación, libre para proyectar sus propias emociones en la obra. Romain Rolland dijo: “Nunca leemos un libro, nos leemos a nosotros mismos a través de libros para descubrirnos a nosotros mismos. Así, dejamos que se entienda sin decirlo, dejamos que el espectador imagine, se pregunte, trate de dar la respuesta él mismo.
En una cultura de veneración al pleno, le interesa utilizar sólo una gama reducida de colores, jugar también con el vacío, con lo que no se dice, lo que no se muestra sino sólo se sugiere y del contraste que surge de su yuxtaposición. Escuchamos un susurro, queremos saber más mientras el impulso es taparnos los oídos cuando alguien grita.
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