Te invitamos a la próxima exposición de la galería Séraphine, Candide, en junio, para explorar los vibrantes mundos de Patricia Dubois y Rosario Heins. Esta primera exposición en pareja revela un diálogo único entre estos talentosos artistas que, a través de una cautivadora mezcla de pinturas y dibujos, examinan la naturaleza infantil y caprichosa de la cultura de consumo. Candide nos sumerge en un universo alegre, animado y colorido lleno de boyas inflables, algodón de azúcar y criaturas encantadoras que seducirán al niño que llevas dentro a primera vista. Sin embargo, tras una inspección más cercana, las motivaciones más profundas detrás de estas representaciones aparentemente inocentes quedan claras. Ambos artistas exponen el consumismo frívolo y las excentricidades de la sociedad moderna. Contra un fondo blanco inmaculado, los turistas miran a lo lejos mientras sus pies se hunden suavemente en la arena.
Los mangos recién cortados excitan el paladar. Las boyas inflables de colores brillantes, llevadas por los vendedores de la playa, prometen un momento de relajación y libertad. Si bien la mayoría de las obras de Rosario Heins parecen encarnar la ligereza, el ocio y la despreocupación, exploran más a fondo el complejo tejido de la sociedad colombiana, revelando las luchas ocultas de quienes viven al margen de la economía turística. Rosario Heins es una aguda observadora de la vida moderna. Su mirada nunca es un juicio, sino una invitación a sumergirse en las experiencias humanas, que describe con franqueza y sin compromisos. Para crear sus obras, Heins se inspira en las fotografías de turistas y seres queridos que captura en su Colombia natal. La influencia de la fotografía en su proceso creativo es evidente en su meticulosa atención al encuadre y la iluminación. Sin embargo, su objetivo no es representar lo que la cámara registra, sino dotar a la imagen de su propia resonancia emocional exagerando una línea, suavizando una sombra o intensificando una mirada. En una interpretación artística, que recuerda vagamente a las fotografías de Martin Parr, el artista eleva la banalidad de la vida cotidiana colombiana al nivel de arte. En otra sección de la galería, un niño desplomado sobre un pavo real inflable mira al espectador con un cansancio que contrasta con su juventud. El aire de despreocupación ha desaparecido, reemplazado por una oscura introspección que dice mucho sobre el estado del mundo moderno. El pavo real, símbolo de la vanidad y el placer material, aparece ahora como una parodia de la supuesta grandeza de la sociedad contemporánea. En una serie de obras de colores brillantes, Patricia Dubois destaca, con una mezcla única de observación social y, a veces, sátira, las desilusiones que infestan la sociedad moderna. En esta obra, como en toda la serie, existe una tensión palpable entre el mundo artificial y el mundo natural. Las superficies pulidas y minuciosamente trabajadas del entorno artificial, representadas por las boyas de animales, contrastan con la belleza salvaje e indómita de la naturaleza. Esta tensión revela en última instancia la inutilidad de intentar conquistar o separarse completamente de la naturaleza. Como se ve en “Fuente de la juventud III: Sé agua, amiga mía”, Patricia Dubois incorpora frecuentemente cuentos legendarios en sus piezas con un toque de humor. En esta obra, representa una figura alegre que se asemeja a una versión mayor de Bruce Lee, volando por el aire en una boya inflable, rodeada por una pandilla de perros juguetones. Se invita al espectador a reflexionar sobre la esencia de la juventud, no como un momento fugaz, sino como un espíritu duradero que puede florecer incluso en el ocaso de los años.
El mundo de Dubois se sitúa entre la realidad y los sueños, es brillante, colorido, poco convencional y falsamente sincero. Teniendo en cuenta las realidades sociales, Rosario Heins y Patricia Dubois ofrecen cada una una descripción única del mundo en el que viven al tiempo que incorporan un toque de juego, libertad y ligereza. Nos invitan a cuestionar el atractivo del consumo y sus promesas de felicidad y plenitud. Detrás de los colores brillantes y la promesa de “más” se esconde un deseo humano de entretenerse y sentir alegría. Un deseo que resuena profundamente con la inocencia y la maravilla de la infancia.
Leer más